Porque tenían cosas que decir, de Charles Bukowski | Poema

    Poema en español
    Porque tenían cosas que decir

    Ahí estaban los canarios, y el limonero 
    y la vieja con verrugas; 
    y ahí estaba yo, un niño 
    y tocaba las teclas del piano 
    mientras ellos hablaban. 
    pero no muy fuerte 
    porque tenían cosas que decir, 
    los tres; 
    y los veía cubrir los canarios por la noche 
    con sacos de harina: 
    «para que puedan dormir, cariño». 

    tocaba el piano bajito 
    una nota cada vez, 
    los canarios bajo los sacos, 
    y había pimenteros, 
    pimenteros que restregaban el tejado como la lluvia 
    y pendían de ventanas afuera 
    cual lluvia verde, 
    y hablaban, los tres 
    sentados en cálido semicírculo nocturno, 
    y las teclas eran blancas y negras 
    y respondían a mis dedos 
    como la magia encerrada 
    de un mundo adulto, a la espera; 
    y ahora han desaparecido, los tres 
    y soy viejo: 
    pies de pirata han hollado 
    los suelos de limpia paja 
    de mi alma, 
    y los canarios ya no cantan.

    Charles Bukowski nació en Adernach, (1920-1994). Vivió en su infancia y adolescencia en un entorno familiar y social violento, hecho que marcaría el devenir de su posterior producción literaria. Pieza capital de la que se vino en llamar generación beat, su vida fue tan radical como las historias narradas en sus propias obras. Adicto al sexo, las drogas y el alcohol, su literatura, casi autobiográfica, es fiel reflejo de su lucha contra el aburguesamiento y la comodidad. Su realismo descarnado y lírico y su humor ácido y desencantado han influido en multitud de escritores de generaciones posteriores.

    • Di un recital de poesía el sábado pasado en 
      los bosques de las afueras de Santa Cruz 
      y estaba a punto de acabar 
      cuando oí un grito fuerte y largo 
      y una joven bastante guapa 
      corrió hacia mí 
      vestido largo y fuego en la mirada 
      y saltó al escenario 

    • a los 16 años  
      durante la Depresión  
      llegué a casa borracho  
      y toda mi ropa  
      —pantalones cortos, camisas, calcetines—  
      la maleta y las páginas de  
      mis relatos  
      estaban desperdigadas por el  
      jardín de la entrada y toda la  
      calle.  

    • ocurrió cuando vivía en DeLongpre 
      y escribía historias verdes para las revistas de sexo 
      nunca recibí una nota de rechazo 
      hasta el día en que recibí 
      una irritante: 
      «estimado Chinaski: 
      está bien escrita pero 
      insinuar que un tipo feo de su edad 

    • deshecho, anclado he sacado de nuevo 
      la vieja libreta amarilla 
      escribo desde la cama 
      como hice el año 
      pasado. 

      Iré al médico 
      El lunes. 

      sí, doctor, las piernas flojas, vértigo, 
      dolor de cabeza y dolor de espalda 

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