'El daguerotipo y la pintura', de Concepción Arenal | Poema
Título: El daguerotipo y la pintura
Autora: Concepción Arenal
Narrador: Francisco Fernández
El daguerotipo y la pintura
Orgullosa la pintura
al daguerotipo dijo:
«Por más que te empeñes, hijo,
no llegarás a mi altura.
Al vulgo retratarás,
que al vulgo desdeño yo,
pero a la gente de pro,
a los príncipes, jamás.
Tu tamaño reducido...
Luego, el no poder mirarte
como a mí, de cualquier parte...
La falta de colorido.....
Trabajas con equidad,
por eso has hecho fortuna,
mas no tiene duda alguna
que sin color no hay verdad.
Y aunque a veces a tu ruego
ilumino tus monotes,
¿quién no ve que son pegotes,
si idiota no es o está ciego?»
«Bien -dijo el daguerotipo-,
aun cierto el hecho en cuestión,
amiga, de tu opinión,
dispensa, no participo.
Juzgas que celebridad
entre los grandes no adquiero
porque no soy verdadero,
y es porque digo verdad.
Es porque a mentir no acierto,
y al contemplar su retrato
se encuentra chato el que es chato,
y sale tuerto el que es tuerto.
Por una inflexible ley,
sin consultar su nobleza,
trato con igual llaneza
al pordiosero y al rey.
Y no cual tú en mentir diestro,
¡cuántas veces he copiado
el semblante del malvado
como era, vil y siniestro!
Nada hay en ello que asombre,
obedeciendo los dos
yo, a la voluntad de Dios,
tú, a la voluntad del hombre.
Quien tesoros acumule,
en el lienzo o el papel,
con la pluma o el pincel,
puede pagar quien le adule.
Y en este mundo embustero
segura cosa es también
que nunca ha de faltar quien
mentiras dé por dinero.
Si tú conservas la palma,
es que el hombre en su abyección
no quiere mostrar cual son
ni su cuerpo ni su alma.»
En esta fábula hemos esccrito de propósito 'Daguerotipo' y no 'Daguerrotipo' (que ha sido lo más usado hasta aquí). Esta palabra así escrita es dura y desagradable, resulando malísimos todos sus derivados; como nosotros la pronunciamos y escribimos es suave y sonora, conservando en la primera parte lo suficiente para que la etimología inmortalice el nombre célebre del inventor Daguerre. [Nota de Concepción Arenal.]
El temple
«¿Decidme por qué razón
uno al hierro, otro al acero,
comparaba D. Antero
a Nemesio y a León?»
«Porque con los dos metales
gran semejanza se advierte:
uno débil, otro fuerte,
vinieron al mundo iguales.
...El sobrio y el glotón
Había en un lugarón
dos hombres de mucha edad,
uno de gran sobriedad
y el otro gran comilón.
La mejor salud del mundo
gozaba siempre el primero,
estando de Enero a Enero
débil y enteco el segundo.
...El pajarero
En cierto lugar habia
un ricacho solterón
con la más rara afición,
o si se quiere mania.
Y era pájaros juntar,
con maña domesticarlos,
y aun [a] algunos enseñarlos
palabras a pronunciar.
...El mastín y el gallo
Sabido es de cada cual
que aún mucho más que el caballo,
entre los vanos, el gallo
es vanidoso animal.
Había en cierto lugar
uno que el cuello inclinaba
cuando la puerta pasaba
por temor de tropezar;
...
Rosalía de Castro
Su ciega y loca fantasía corrió arrastrada por el vértigo,
tal como arrastra las arenas el huracán en el desierto.
Y cual halcón que cae herido en la laguna pestilente,
cayó en el cieno de la vida, rotas las alas para siempre.
Mas aun sin alas cree o sueña que cruza el aire, los espacios,
y aun entre el lodo se ve limpio, cual de la nieve el copo blanco.
No maldigáis del que, ya ebrio, corre a beber con nuevo afán;
su eterna sed es quien le lleva hacia la fuente abrasadora,
...Alfonsina Storni
Para decirte, amor, que te deseo,
sin los rubores falsos del instinto.
Estuve atada como Prometeo,
pero una tarde me salí del cinto.
Son veinte siglos que movió mi mano
para poder decirte sin rubores:
"Que la luz edifique mis amores".
¡Son veinte siglos los que alzo mi mano!
...Manuel Flores
Bésame con el beso de tu boca,
cariñosa mitad del alma mía,
un sólo beso el corazón invoca,
que la dicha de dos me mataría.
¡Un beso nada mas!...Ya su perfume
en mi alma derramándose, la embriaga;
y mi alma por tu beso se consume
y por mis labios impaciente vaga.
...Manuel Acuña
Ante el recuerdo bendito
de aquella noche sagrada
en que la patria alherrojada
rompió al fin su esclavitud;
ante la dulce memoria
de aquella hora y de aquel día,
yo siento que en el alma mía
canta algo como un laúd.
...