Hipnógrafo, de Emilio Prados | Poema

    Poema en español
    Hipnógrafo

    Sienta la soledad 
    su pulso entre pinceles 
    y el pensamiento enreda 
    sus blandas serpentinas; 
    cíñense los recuerdos 
    sus plumajes de niebla 
    y cúrvase el silencio 
    maduro de armonía. 

    El aire se ha filtrado 
    por blancos cielos cóncavos, 
    privando a la presencia 
    de su algodón sin cuerpo. 
    La inspiración del aire 
    deja hueca la escena, 
    suspensa en el paréntesis 
    de su incompleto aliento. 

    La piedra se atesora 
    bajo traje de pluma 
    que en envidiable máscara 
    su grave flor esconde. 
    La agilidad del salto 
    su esbelta luz dilata 
    y muerta la distancia 
    sus brújulas se rompen. 

    Busca la voz sus bridas 
    perdidas por ausencia, 
    y encuentra mudo al grito 
    ahorcado en el misterio. 
    Flota el gesto sin rumbo, 
    trémulo en el vacío, 
    y el pájaro se cierne, 
    sin alas, sobre el cielo. 

    Júntase la memoria 
    y escoge entre las lunas 
    de sus espejos flojos 
    la imagen más severa: 
    dulce farol de estirpe, 
    que deshilando enojos, 
    derrámase en el sueño 
    dando sangre a su vena. 

    Remánsase la sombra 
    y la luz reverbera 
    sobre el cristal naciente, 
    curvado, del milagro. 
    Y la esfera cumplida, 
    en pulpa y en simiente 
    resuélvese la baya 
    del árbol del engaño.