Tan blanca, de Emilio Prados | Poema

    Poema en español
    Tan blanca

    Tan blanca, sin figura, 
    ya tu mano levanta 
    la esquina de mi sueño... 
    ¿Por dónde va tu carne? 
    ¡Qué huida!: 
    Monte, luz, aire... 
    Mas tu mano en mi sueño: 
    ¡qué rama baja el cielo!... 
    Este brazo tan largo 
    me va a unir con tu alma. 

    ¡Qué alamedas de sangre 
    para entrar en tu cuerpo! 
    Tus dedos -¡qué raíces!-, 
    me clavan, me desclavan 
    —¡qué alegría!—; me llevan, 
    me desencarnan vivo, 
    me meten por tus venas, 
    me arrastran, suben, suben 
    por dentro de ti –fuera-: 
    sangre, monte, luz, aire... 
    ¡Qué alegría! ¡Qué huida 
    arriba, arriba, arriba... 

    —¿Adónde?— 
    Adónde vuelas, 
    arriba adónde escapas; 
    por dónde va tu carne 
    sin vista ya y sin tacto; 
    sin calor, viva, pura, 
    eternidad latiendo 
    cielo ya toda y árbol.