Dame el ocaso en una copa, enumérame los frascos de la mañana y dime cuánto hay de rocío, dime cuán lejos la mañana salta- dime a qué hora duerme el tejedor que tejió el espacio azul.
Morí por la Belleza — pero apenas en la Tumba yacía Cuando a uno que murió por la Verdad dejaron En la Estancia contigua — Me preguntó en voz baja la causa de mi muerte. “Por la belleza”, dije- “Y yo — por la verdad — las Dos son Una sola —