Dame el ocaso en una copa, de Emily Dickinson | Poema

    Poema en español
    Dame el ocaso en una copa

    Dame el ocaso en una copa, 
    enumérame los frascos de la mañana 
    y dime cuánto hay de rocío, 
    dime cuán lejos la mañana salta- 
    dime a qué hora duerme el tejedor 
    que tejió el espacio azul. 

    Escríbeme cuántas notas habrá 
    en el nuevo éxtasis del tordo 
    entre asombradas ramas- 
    cuántos caminos recorre la tortuga- 
    cuántas copas la abeja comparte, 
    disoluta del rocío. 

    También, ¿quién puso la base del arco iris, 
    también, quién guía las esferas dóciles 
    por juncos de azul flexible? 
    ¿Qué dedos atan las estalactitas- 
    quién cuenta la plata de la noche 
    para saber si nadie está en deuda? 

    ¿Quién edificó esta casita albana 
    y cerró herméticamente las ventanas 
    que mi espíritu no puede ver? 
    ¿Quién me dejará salir un día de gala 
    con implementos de vuelo, 
    fugaz pomposidad?

    Emily Elizabeth Dickinson (Amherst, Massachusetts), fue una poeta estadounidense. Su poesía apasionada le ha colocado en el reducido panteón de poetas fundamentales estadounidenses junto a Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman. Dickinson procedía de una familia de prestigio y poseía fuertes lazos con su comunidad, aunque vivió gran parte de su vida recluida en su casa. Los conocidos de Dickinson probablemente sabían de sus escritos pero no fue hasta después de su muerte, en 1886, cuando Lavinia, la hermana pequeña de Dickinson, descubrió los poemas que Emily guardaba y se logró hacer evidente la amplitud de su obra.