Poema 511. Si vinieras cuando llegue el otoño, de Emily Dickinson | Poema

    Poema en español
    Poema 511. Si vinieras cuando llegue el otoño

    Si vinieras cuando llegue el otoño
    me pondría a cepillar el verano,
    mitad con un mohín y una sonrisa
    como mujer que hace una fruslería.

    Si pudiera verte dentro de un año,
    devanaría en ovillos los meses
    y en cajones distintos los pondría,
    temerosa de confundir sus números.

    Si tan sólo siglos te demorases,
    con las manos me pondría a contarlos
    restando hasta que mis dedos cayeran
    y a tocar las Antípodas llegasen.

    Si segura, cuando esta vida acabe,
    de que la tuya y la mía perviven,
    lejos la arrojaría como cáscara
    y con la eternidad me quedaría.

    Mas ahora, de su duración incierta,
    esto que hay entre medias me zahiere
    tal como una abeja fantasmagórica
    que el sutil aguijón no descubriese.

    If you were coming in the fall

    If you were coming in the fall, 
    I'd brush the summer by 
    With half a smile and half a spurn, 
    As housewives do a fly. 

    If I could see you in a year, 
    I'd wind the months in balls, 
    And put them each in separate drawers, 
    Until their time befalls. 

    If only centuries delayed, 
    I'd count them on my hand, 
    Subtracting till my fingers dropped 
    Into Van Diemen's land. 

    If certain, when this life was out 
    That yours and mine should be, 
    I'd toss it yonder like a rind, 
    And taste eternity. 

    But now, all ignorant of the length 
    Of time's uncertain wing, 
    It goads me, like the goblin bee, 
    That will not state its sting.

    Emily Elizabeth Dickinson (Amherst, Massachusetts), fue una poeta estadounidense. Su poesía apasionada le ha colocado en el reducido panteón de poetas fundamentales estadounidenses junto a Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman. Dickinson procedía de una familia de prestigio y poseía fuertes lazos con su comunidad, aunque vivió gran parte de su vida recluida en su casa. Los conocidos de Dickinson probablemente sabían de sus escritos pero no fue hasta después de su muerte, en 1886, cuando Lavinia, la hermana pequeña de Dickinson, descubrió los poemas que Emily guardaba y se logró hacer evidente la amplitud de su obra.