Entre tú y yo jamás ha habido
un círculo, aunque sea tenue, de plata
o de oro, una mínima
presión en uno de tus dedos
que le recuerde a tu circulación
que existo. Hay quienes no conciben
que dos se quieran
sin un anillo de por medio.
Confían que no perdura amor
si no lo alumbra un aro.
Los tuyos, con sus historias turbias, me intimidan.
¿Dónde cabría mi anillo en una mano tan completa?
¿Qué añadiría su brillo a tanto imperio?
Mejor dejarte con tus sortijas
entre las cuales
la mía sería una intrusa
y si alguien cree que apenas nos queremos
al ver que nada mío amordaza tus huidas,
que falta el lazo que declare nuestro vínculo,
la argolla que sujeta el barco
y nuestras manos siguen vírgenes, casi ajenas,
mostrémosle, en vez de anillos, las heridas
que desde hace tanto nos hicimos,
las cicatrices que no brillan
porque su resplandor es de otra índole.
Fabio Morábito (1955) vive en la Ciudad de México y ha escrito, con este, cinco libros de poesía, género que ha alternado meticulosamente con el cuento. Nacido en Alejandría, de padres italianos, ha escrito toda su obra en español, a pesar de ser el italiano su idioma materno. Su poesía y su narrativa han sido traducidas a varias lenguas y lo han hecho acreedor de varios premios, el último de los cuales ha sido el prestigioso Roger Caillois, que se le concedió en Francia en 2018, en reconocimiento de su obra. En uno de los poemas de este libro, Fabio Morbito confiesa que no sabe qué arteria debe tomar para salir de la Ciudad de México y llegar a Puebla, que está a solo dos horas de camino. "Él ya ha estado en Puebla (¿quién no ha estado en Puebla?, pregunta), pero ignora cómo llegar ahí. Porque Morábito, como escribió alguien, "no necesita salir de lo común para, levantando curiosa y cuidadosamente una piedra o un frasco, dejar sueltos los demonios de un mundo raro, en el que ningún supuesto o dogma afianzado deja de resentirse y de crujir amenazadoramente".