¡Se me mueren! Han vivido con fidelidad: cristianos servidores que se honran y disfrutan ayudando, complaciendo a su señor, un caminante cansado, a punto de preferir la quietud de pies y ánimo. Saben estas suelas. Saben de andaduras palmo a palmo, de intemperies descarriadas entre barros y guijarros... Languidece en este cuero triste su matiz, antaño con sencillez el primor de algún día engalanado Todo me anuncia una ruina que se me escapa. Quebranto mortal corroe el decoro. Huyen. ¡Espectros-zapatos!
Dije: Todo ya pleno. Un álamo vibró. Las hojas plateadas sonaron con amor. Los verdes eran grises, el amor era sol. Entonces, mediodía, un pájaro sumió su cantar en el viento con tal adoración que se sintió cantada