Cada vez que me despierto
mi boca vuelve a tu nombre
como el marino a su puerto.
~
Este volver a empezar
cada jornada sin ti,
esta sensación de mar
que navego y ya perdí...
~
Como si mi voz te alcanzase,
murmura: Amour adoré,
¿No puedes oírme? No sé.
~
Vivos estamos en la frase.
¡Qué lejos ayer de hoy!
Hondo ayer: dos fuimos uno.
Hoy no estás y yo no soy.
~
Gentes que me son extrañas:
esas que me creen solo
sin ver que tú me acompañas.
~
Así voy sin ti: perdido
por entre gentes que anulan
nuestro amor bajo su olvido.
~
La Patria, lejos, en el lodo.
Soledades alrededor.
Navidad a pesar de todo:
hijos, su recuerdo, mi amor.
~
La memoria, malla a malla,
me cubre armando su mundo.
Interior, mi noche calla.
En tu recuerdo me hundo.
~
Ya te lo decía yo.
Era imposible el olvido.
Fuimos verdad. Y quedó.
~
Sobre esta misma almohada
me acompañó su cabeza.
Sé ya ahora cómo empieza
la blancura de la nada.
~
Despierto y como no estás,
no me suena el mundo a mundo:
nunca a solas no hay compás.
~
¡Estaba yo tan contento
de ser yo, yo para ti!
¡Qué alegría ser así
dos historias en un cuento!
~
Lo que un día me dijiste
de nuevo suena en mi oído.
La soledad no es tan triste.
Ser es también no haber sido.