Tertulia lunática VI, de Julio Herrera y Reissig | Poema

    Poema en español
    Tertulia lunática VI

    En un bostezo de horror, 
    tuerce el estero holgazán 
    su boca de Leviatán 
    tornasolada de horror... 
    Dicta el Sumo Redactor 
    a la gran Sombra Profeta, 
    y obsediendo la glorieta, 
    como una insana clavija, 
    rechina su idea fija 
    la turbadora veleta. 

    Ríe el viento confidente 
    con el vaivén de su cola 
    tersa de gato de Angola, 
    perfumada y confidente... 
    El mar inauditamente 
    se encoge de sumisión 
    y el faro vidente, en son 
    de taumaturgas hombrías, 
    traduce al torvo Isaías 
    hipnotizando un león. 

    Estira aplausos de ascua 
    la hoguera por los establos: 
    rabiosa erección de diablos 
    con tenedores en ascua... 
    Un brujo espanto de Pascua 
    de Marisápalo asedia, 
    y una espectral Edad Media 
    danza epilepsias abstrusas, 
    como un horror de Medusas 
    de la divina Comedia. 

    En una burla espantosa, 
    el túnel del terraplén 
    bosteza como Gwynplaine 
    su carcajada espantosa... 
    Hincha su giba la unciosa 
    cúpula, y con sus protervos 
    maleficios de hicocervos, 
    conjetura el santuario 
    el mito de un dromedario 
    carcomido por los cuervos. 

    Las cosas se hacen facsímiles 
    de mis alucinaciones 
    y son como asociaciones 
    simbólicas de facsímiles... 
    Entre humos inverosímiles 
    alinea el cañaveral, 
    con su apostura marcial 
    y sus penachos de gloria, 
    las armas de la victoria 
    en un vivac imperial. 

    Un arlequín tarambana 
    con un toc-toc insensato 
    el tonel de Fortunato 
    bate en mi sien tarambana... 
    Siento sorda la campana 
    que en mi pensamiento intuye; 
    en el eco que refluye 
    mi voz otra voz me nombra; 
    ¡y hosco persigo en mi sombra 
    mi propia entidad que huye! 

    La realidad espectral 
    pasa a través de la trágica 
    y turbia linterna mágica 
    de mi razón espectral... 
    Saturno infunde el fatal 
    humor bizco de su influjo 
    y la luna en el reflujo 
    se rompe, fuga y se integra 
    como por la magia negra 
    de un escamoteo brujo. 

    En la cantera fantasma, 
    estampa Doré su mueca 
    fosca, saturniana y hueca, 
    de pesadilla fantasma... 
    En el cementerio pasma 
    la Muerte un zurdo can-can; 
    ladra en un perro Satán, 
    y un profesor rascahuesos 
    trabuca en hipos aviesos 
    el Carnaval de Schumann.