Que venga el poeta.
Y me trajisteis aquí para contar las estrellas,
para bañarme en el río y para hacer dibujos en la arena.
Éste era el contrato.
Y ahora me habéis puesto a construir cepos y candados,
a cargar un fusil y a escribir en la oficina de un juzgado.
Me trajisteis aquí para cantar en unas bodas
y me habéis puesto a llorar junto a una fosa.