La mujer imposible, la mujer de dos metros de estatura, la señora de mármol de carrara que no fuma ni bebe, la mujer que no quiere desnudarse por temor a quedar embarazada, la vestal intocable que no quiere ser madre de familia, la mujer que respira por la boca, la mujer que camina virgen hacia la cámara nupcial pero que reacciona como hombre, la que se desnudó por simpatía porque le encanta la música clásica la pelirroja que se fue de bruces, la que sólo se entrega por amor la doncella que mira con un ojo, la que sólo se deja poseer en el diván, al borde del abismo, la que odia los órganos sexuales, la que se une sólo con su perro, la mujer que se hace la dormida (el marido la alumbra con un fósforo) la mujer que se entrega porque sí porque la soledad, porque el olvido... La que llegó doncella a la vejez, la profesora miope, la secretaria de gafas oscuras, la señorita pálida de lentes (ella no quiere nada con el falo) todas estas walkirias todas estas matronas respetables con sus labios mayores y menores terminarán sacándome de quicio.
Lo queramos o no sólo tenemos tres alternativas: el ayer, el presente y el mañana.
Y ni siquiera tres porque como dice el filósofo el ayer es ayer nos pertenece sólo en el recuerdo: a la rosa que ya se deshojó no se le puede sacar otro pétalo.
Por qué te entregas a esa piedra niño de ojos almendrados con el impuro pensamiento de derramarla contra el árbol. Quien no hace nunca daño a nadie no se merece tan mal trato. Ya sea sauce pensativo ya melancólico naranjo
El que quiera llegar al paraíso del pequeño burgués tiene que andar el camino del arte por el arte y tragar cantidades de saliva: el noviciado es casi interminable.
HAY QUE PAVIMENTAR la cordillera pero no con cemento ni con sangre como supuse en 1970 hay que pavimentarla con violetas hay que plantar violetas hay que cubrirlo todo con violetas humildad igualdad