ella afirma que pertenece a la Iglesia Evangélica.
yo la creo.
me dice que debo unirme a su Iglesia.
toco su ronca boca y oigo su voz suave.
ahora intenta adivinar mi profesión:
¿eres marinero?
¿estás loco?
¿vendes cítaras?
yo no respondo.
... El Joven Carne de Horca levanta sus botas de bandolero
muy por encima de su cara verdosa
y envía a la escupidera un trozo de sí mismo sin envoltura alguna,
pero a pesar de todo, alegre tras sus audacias,
no se siente disminuido, el cambio le deja intacto.
El muchacho que ama las trifulcas
parece alto o bajo según se le mire,
y elabora complicadas Añagazas junto a la chimenea color de barco despintado
pensando en la mujer de la nuca dorada y el abrigo azulado;
ella le habló del Río Negro al morir la fiesta nocturna,
su pálida boca compartida por dos espejos.
Carne de Horca dispara y acierta seis veces de cada siete,
aunque yerra en los Grandes Concursos,
y podrá montar una foca en el próximo rodeo
con bastantes posibilidades de vencer,
nunca cepilla sus trajes
y cuenta hasta ciento siete sin haber ensuciado la escuela.
No os riáis de mí; él es mi hermano mayor,
y cuando le suban al roído Patíbulo
jugará con el calendario y continuará Alterando las Fechas.