Arcángel derribado, el más hermoso de todos tú, el más bello, el que quisiste ser como Dios, ser Dios, mi arcángel triste, sueño mío rebelde y ambicioso.
Dios eres en tu cielo tenebroso, señor de la tiniebla en que te hundiste y de este corazón en que encendiste un fuego oscuramente luminoso.
Demonio, señor mío, haz que en mi entraña cante siempre su música el deseo y el insaciable amor de la hermosura,
te dije un día a ti, ebrio de saña mortal. Y, luego a Dios también: No creo. Pero velaba Dios desde la altura.
Arcángel derribado, el más hermoso de todos tú, el más bello, el que quisiste ser como Dios, ser Dios, mi arcángel triste, sueño mío rebelde y ambicioso.
No, corazón, no te hundas. Y vosotros, ojos, no queráis cerraros en llanto. La vida es mucho más larga, mucho más grande de lo que ahora supones, mucho más magnánima. ¿Te atreverás a decirle que te debe algo? Eres tú quien se lo debes todo.
Vidrio de una ventana entreabierta de julio Hasta mí que tendido descanso con cansancio feliz de sucesivos tiempos y espacios llega el verano su soplo vital cálido... Vidrio en el que ahora contemplo reflejadas las casas