Quieren olvidar que Dios resplandece a través del arcoíris;
que la brisa, en las calles tumultuosas,
es un recuerdo de las flautas escondidas en los bosques.
Quieren olvidar que en mí los días se mueven en el canto de las aves.
Que en las noches yo enciendo una alta fuente luminosa
para llenar de colores mi fabulosa ciudad dormida.
Se atan a la rueda de hierro que, sorda, da vueltas en el viento,
haciendo caer el filo frío de un hacha
sobre las venas de las maravillas.
Han hecho sangrar el mundo,
entre los árboles, bajo las estrellas,
en el canto de los más humildes labradores.
Me han hecho sangrar en la despedida del día,
cuando vagando en un río profundo de rumores,
ayudo a encender la múltiple mirada de los cielos.
No se han acercado nunca a las ventanillas
que dan a los niños y a las arpas.
Van corriendo, despavoridos; en el tiempo,
bajo la cola de un cometa
que pretenden inventar con la angustia de su miedo,
y no saben que el aerolito es una rosa desprendida
de un alto jardín esplendoroso.
Quieren olvidar que todo esto es una pequeña fruta
prendida a la luz de un infinito árbol de milagros,
y que yo, desde el silencio, oigo silbar el viento en las estrellas.
Quieren olvidar que Dios resplandece a través del arcoíris;
que la brisa, en las calles tumultuosas,
es un recuerdo de las flautas escondidas en los bosques.
Quieren olvidar que en mí los días se mueven en el canto de las aves.
El acto simple de la araña que teje una estrella
en la penumbra,
el paso elástico del gato hacia la mariposa,
la mano que resbala por la espalda tibia del caballo,
el olor sideral de la flor del café,
el sabor azul de la vainilla,
Aquí he llegado
para imponerme el conocimiento de la eternidad,
para ver rodar mi cabeza
tiempo abajo,
arena abajo,
alucinación abajo,
hacia el metálico redoble de los truenos
que confunden las montañas
en negros ámbitos azules.
Mi ser fluye en tu música,
bosque dormido en el tiempo,
rendido a la nostalgia de los lagos del cielo.
¿cómo olvidar que soy oculta melodía
y tu adusta penumbra voz de los misterios?
He interrogado los aires que besan la sombra,
Relámpago extasiado entre dos noches,
pez que nada entre nubes vespertinas,
palpitación del brillo, memoria aprisionada,
tembloroso nenúfar sobre la oscura nada,
sueño frente a la sombra: eso somos.
Por el agua estancada va taciturno el día,
No quiero explicarme por qué mis ojos
pueden ver este castillo cubierto de hiedras
de verde muy oscuro y solitario
bajo los astros de los búhos,
ni por qué mis ojos pueden detenerse
a ver caer la nieve durante tanto tiempo,
En la yerba tostada por el día, el sueño del caballo
nos rodea de flores, como el dibujo de un niño,
mientras la fruta cae del espeso follaje plateado,
que tiembla y brilla en las cigarras de una luz solitaria.