Una venturosa tropa
de activos aventureros,
después de allegar dineros,
daba la vuelta hacia Europa.
Uno con menos vehemencia
se afanó por juntar oro,
buscando ansioso el tesoro
que instrucción se llama y ciencia.
La extraña resolución
reprueban sus camaradas,
llamándole a carcajadas
por mote, D. Excepción.
Como en casos semejantes
sucederá al que así obre,
él volvió instruido y pobre,
ellos ricos e ignorantes.
dice un presencial testigo
que aquella hueste opulenta
en un buque por su cuenta
su haber embarcó consigo.
Y que a gran proximidad
del patrio y querido suelo,
de nubes se cubre el cielo
y ruge la tempestad.
Las olas embravecidas
lanzan la nave a una roca
y con fatiga no poca
los hombres salvan sus vidas.
De aquel peligro en presencia
dejan todo su tesoro,
los que eran ricos en oro;
nada el que era rico en ciencia.
Este encuéntrase al momento
medios de vivir honrosos
ellos por los vergonzosos
hallan apenas sustento.
En época depravada
por el culto del metal,
presentar ejemplo tal
se juzgará inocentada.
Pero en época ninguna
es razón cifrar el bien
en lo que el menor vaivén
arrastra de la fortuna.
Y el que de ello está en edad
formar procure en sí mismo
un tesoro que al abismo,
no lance la tempestad.
Concepción Arenal (El Ferrol, 1820 - Vigo, 1893). Estudió en Madrid Derecho, Sociología, Historia, Filosofía e idiomas, teniendo incluso que acudir a clase disfrazada de hombre. Colaboró con Fernando de Castro en el Ateneo Artístico y Literario de Señoras, precedente de posteriores iniciativas en pro de la educación de la mujer como medio para alcanzar la igualdad de derechos. Dedicó buena parte de un inagotable activismo social e intelectual al estudio crítico de la realidad penal española. Se sirve de la experiencia acumulada en el desempeño de cargos oficiales de visitadora de cárceles de mujeres de A Coruña (1863) e inspectora de casas de corrección de mujeres (1868-1873) y, sobre todo, de su talento, sensibilidad e intuición para la redacción de obras que la sitúan en un puesto de gran relevancia en estudios penales europeos: Cartas a los delincuentes (1865), Estudios penitenciarios (1877). O visitador do preso (1893) es una de las obras de referencia para el estudio de las ideas centrales de su pensamiento penal. Valiente y adelantada a su tiempo, partidaria de un sistema penal moderno que hiciese posible la corrección del preso, las aspiraciones reformistas de Arenal se materializan con la llegada de la Segunda República.