Si no te quise mañana,
por qué iba a quererte hoy, así,
como te querré en épocas pasadas.
Los planetas no se alinean
con las salamandras,
hojas secas se visten de guerras
bajo esta suela descalza.
Si no te quise mañana
será por las olas de mi cabeza,
no será por las mareas ensalzadas
que tocaban tras la puerta.
Cuando todo deje de ser inercia
gobernada por la baba,
los mudos por fin crean
que es nada mas algo la nada.
Por qué iba a quererte así, lastrada
por las dulces apariencias
y tu zarza conciencia innata;
ser mierda en un pecho sin tierra.
Las naturalezas son ciertas,
no son vagones o estaciones saladas,
hayan sido consecuencias
las naturalezas no son esclavas.
Como te querré en épocas pasadas
no he querido nunca quien siembra,
como te quiero, ya tarde, ya nada,
recoger más juntos, siempre cosecha.
Una cáscara llena de ojos,
cortinas de lavanda tibia,
sobriedad pecuniaria
a estas alturas de la vida.
Canciones desaparecidas
gargantas de ausencia.
Pañuelos y despedida,
afilada busca que te busca.
Desmembrarse,
padecer el sentimiento retráctil,
sumirse en una voracidad de atalaya,
claudicar de la humanidad frágil.
En el fondo
sólo quieren descendencias millonarias,
rascacielos de transparencias a fuera.
Uno empieza antes de esperar
que de sí surjan los motivos,
las guías, los objetivos a financiar.
Uno jugando a ser uno mismo
aprende los turnos, las cifras del azar
no exento del éxito de la probabilidad.
Nadie vendrá a salvarnos.
Ninguna esfinge nos dirá si hemos acertado
antes de afilar su ingenio.
Los corruptos no comparten método
ni criterio con los justos.
No reparten tampoco el triunfo
que a los propios es ajeno.
1. Una vez me enamoré
1. 1. No hablaba mi idioma
1. 2. Decidí callar
1. 3. Ahora la amo entre mis dedos
1. 4. Sus ojos son de primavera
Si no te quise mañana,
por qué iba a quererte hoy, así,
como te querré en épocas pasadas.
Los planetas no se alinean
con las salamandras,
hojas secas se visten de guerras
bajo esta suela descalza.
Búscame ahora que tenemos en común
esta dulce sensación calórica
del sol en la piel los días de invierno.
Ahora que nuestras palabras no son tan ajenas,
ni tan nuestras siquiera.
Quizás, quizás, quizás...
las alas blancas
sólo eran blancas con sol de cara,
ni siquiera alas de esperanza.
La negra sombra de un águila.
Hasta mi nombre,
todos votan al invento
de la propaganda,
un desfalco a la carta.