Las dos perras, de Concepción Arenal | Poema

    Poema en español
    Las dos perras

    Cierto día de verano 
    y en la falda de unas sierras, 
    en conversación dos perras 
    estábanse mano a mano. 

    Mastina, joven, valiente 
    con los lobos cual ninguna, 
    era resuelta la una 
    a la par que inteligente. 

    Largo hocico y mala traza 
    tenía su compañera, 
    mestiza, y que no dijera 
    el mismo Buffon su raza. 

    Con los perros acontece 
    cual con hombre o con mujer: 
    no siempre es fácil saber 
    a qué casta pertenece. 

    Digo que en coversación 
    estaban los animales, 
    y entre otras cosas formales, 
    trataron de educación. 

    «Barato, paciente y diestro, 
    para que enseñe a mi hijo, 
    busco -la mastina dijo- 
    hace días un maestro.» 

    «¡Un maestro! ¡Tú estás loca! 
    -le replicó la mestiza-; 
    mira a ver si descuatiza 
    un cabrito con la boca. 

    Si con un lobo la lucha 
    puede fuerte sostener 
    y las vacas defender. 
    Lo demás es paparrucha. 

    Yo nada enseño a los míos 
    y ellos saben muy bastante; 
    es idea extravagante 
    dar en tales desvaríos. 

    Y es locura ese tu celo 
    excesivo, aun para madre; 
    como ha vivido su padre 
    vivan, y como su abuelo. 

    Más cuerda te creí; ¡bah! 
    Deja tamaña quimera 
    que si ello hacerse pudiera 
    otro lo hubiera hecho ya. 

    Lo que nadie osó intentar 
    ¿quién intentar imagina?» 
    «Ello -dijo la mastina-, 
    por alguno ha de empezar. 

    Y cierto vale la pena 
    de buscar cosa mejor, 
    que la vida de un pastor, 
    no es a la verdad muy buena. 

    Siempre por breñas y cerros, 
    mucho lobo y poco pan, 
    no dice mal el refrán 
    que dice: 'vida de perros'. 

    ¡Cuán distinta la existencia 
    fuera de un perro instruido! 
    Carne, pescado, embutido, 
    leche y queso con frecuencia. 

    Y grandes comodidades 
    de cama y habitación, 
    con la sola obligación 
    de hacer sus habilidades.» 

    «¡Cómo deliras!» «¿Por qué?» 
    «Eso que diciendo estás 
    cierto no será jamás. » 
    «¿La razón?» «Que nunca fue.» 

    «¿Y si fuese?» «¡Bah!, patrañas; 
    digo que es linda ocurrencia.» 
    «Pues con toda tu prudencia 
    amiga mía, te engañas. 

    Sé de un perro que trabaja 
    de su amo en la compañia, 
    y juega a la lotería 
    y también a la baraja. 

    Entre más de cuatrocientas 
    personas, mira uno el amo, 
    y él corre y le lleva un ramo, 
    y adivina y echa cuentas. 

    El hambre le es conocida 
    sólo por los demás canes; 
    para otros llena de afanes, 
    es dulce para él la vida. 

    Con esto su merced vea 
    cómo el juicio no he perdido, 
    y como el que no haya sido 
    no es razón de que no sea.» 

    Como esta perra mestiza, 
    ¿quién no ha visto algún varón 
    con su inflexible razón 
    y con su ciencia postiza? 

    Si mediano o mediania 
    tuviera que definir, 
    como tengo de morir 
    a si lo definiría: 

    mediano, cierto animal 
    que se dice pensador, 
    para quien innovador 
    y loco o necio es igual. 

    Concepción Arenal (El Ferrol, 1820 - Vigo, 1893). Estudió en Madrid Derecho, Sociología, Historia, Filosofía e idiomas, teniendo incluso que acudir a clase disfrazada de hombre. Colaboró con Fernando de Castro en el Ateneo Artístico y Literario de Señoras, precedente de posteriores iniciativas en pro de la educación de la mujer como medio para alcanzar la igualdad de derechos. Dedicó buena parte de un inagotable activismo social e intelectual al estudio crítico de la realidad penal española. Se sirve de la experiencia acumulada en el desempeño de cargos oficiales de visitadora de cárceles de mujeres de A Coruña (1863) e inspectora de casas de corrección de mujeres (1868-1873) y, sobre todo, de su talento, sensibilidad e intuición para la redacción de obras que la sitúan en un puesto de gran relevancia en estudios penales europeos: Cartas a los delincuentes (1865), Estudios penitenciarios (1877). O visitador do preso (1893) es una de las obras de referencia para el estudio de las ideas centrales de su pensamiento penal. Valiente y adelantada a su tiempo, partidaria de un sistema penal moderno que hiciese posible la corrección del preso, las aspiraciones reformistas de Arenal se materializan con la llegada de la Segunda República.