Por los relieves de un plato,
resto de una gran merienda,
armaron brava contienda
un perro chico y un gato.
El perro anterioridad
alega de posesión,
y alegaba con razón,
que era la pura verdad.
Pero no habiendo testigo
que en su apoyo depusiera,
agríase más la quimera.
Y llega un nuevo enemigo.
Este ignora la cuestión
causa de tanto furor,
mas del compadre en favor
falla sin apelación.
El perro cuando esto oyó
dijo: «Son dos y yo uno,
alejarme es oportuno.»
Y a fuer de prudente huyó.
Entonces el gato juez,
muy grave, punto por punto
enteróse del asunto,
¡y era buen tiempo, pardiez!
Muchas veces con pasión
lo propio el hombre ejecuta,
atendiendo a quién disputa
y no a quien tiene razón.