El camino de nuestra casa, de Evaristo Carriego | Poema

    Poema en español
    El camino de nuestra casa

    Nos eres familiar como una cosa 
    que fuese nuestra, solamente nuestra; 
    familiar en las calles, en los árboles 
    que bordean la acera, 
    en la alegría bulliciosa y loca 
    de los muchachos, en las caras 
    de los viejos amigos, 
    en las historias íntimas que andan 
    de boca en boca por el barrio 
    y en la monotonía dolorida 
    del quejoso organillo 
    que tanto gusta oir nuestra vecina, 
    la de los ojos tristes... 
     Te queremos 
    con un cariño antiguo y silencioso, 
    ¡caminito de nuestra casa! ¡Vieras 
    con qué cariño te queremos! 

     ¡Todo 
    lo que nos haces recordar! 
     Tus piedras 
    parece que guardasen en secreto 
    el rumor de los pasos familiares 
    que se apagaron hace tiempo... Aquellos 
    que ya no escucharemos a la hora 
    habitual del regreso. 
     Caminito 
    de nuestra casa, eres 
    como un rostro querido 
    que hubiéramos besado muchas veces: 
    ¡tanto te conocemos! 

    Todas las tardes, por la misma calle, 
    miramos con mirar sereno 
    la misma escena alegre o melancólica, 
    la misma gente... ¡Y siempre la muchacha 
    modesta y pensativa que hemos visto 
    envejecer sin novio... resignada! 
    De cuando en cuando, caras nuevas, 
    desconocidas, serias o sonrientes, 
    que nos miran pasar desde la puerta. 
    Y aquellas otras que desaparecen 
    poco a poco, en silencio, 
    las que se van del bario o de la vida 
    sin despedirse. 
     ¡Ah, los vecinos 

    que no nos darán más los buenos días! 
    Pensar que alguna vez nosotros 
    también por nuestro lado nos iremos, 
    quien sabe donde, silenciosamente 
    como se fueron ellos...