Ratos buenos, de Evaristo Carriego | Poema

    Poema en español
    Ratos buenos

    Está lloviendo paz. ¡Qué temas viejos 
    reviven en las noches de verano!... 
    Se queja una guitarra, allá, a lo lejos, 
    y mi vecina hace reír el piano. 

    Escucho, fumo y bebo, mientras el fino 
    teclado da otra vez su sinfonía: 
    El cigarro, la música y el vino, 
    familiar, generosa trilogía... 

    ...¡Tengo unas ganas de vivir la riente 
    vida de placidez que me rodea! 
    Y por eso quizás, inútilmente, 
    en el cerebro un cisne me aletea... 

    ¡Qué bien se está, cuando el ensueño en una 
    tranquila plenitud se ve tan vago!... 
    ¡Oh, quién pudiera diluir la Luna 
    y beberla en la copa, trago a trago! 

    Todo viene apacible del olvido 
    en una caridad de cosas bellas, 
    así como si Dios, arrepentido, 
    se hubiese puesto a regalar estrellas. 

    ¡Qué agradable quietud! ¡Y qué sereno 
    el ambiente, al que empiezo a acostumbrarme, 
    sin un solo recuerdo, malo o bueno, 
    que, importuno, se acerque a conturbarme. 

    Y me siento feliz, porque hoy tampoco 
    ha soñado imposibles mi cabeza: 
    En el fondo del vaso, poco a poco 
    se ha dormido, borracha, la tristeza...