Maitines, de Louise Glück | Poema

    Poema en español
    Maitines

    Perdóname si digo que te amo: a los poderosos 
    se les engaña siempre, los débiles 
    son siempre manejados por el miedo. No puedo amar 
    lo que no puedo concebir, y tú no revelas 
    virtualmente nada: ¿acaso te asemejas al espino, 
    siempre la misma cosa en el mismo lugar, 
    o a la dedalera inconsistente, que brota primero 
    como espiga rosada en la ladera, junto a las margaritas, 
    y al año siguiente es púrpura en el rosedal? Ya ves 
    lo inútil que es este silencio que promueve en nosotros la creencia 
    en que tú puedes ser todas las cosas, la dedalera y el espino, la vulnerable 
    rosa, la terca margarita; nada nos queda sino pensar 
    que no podrías existir. ¿Es eso lo que quieres 
    que pensemos?, ¿lo que explica el silencio esta mañana, 
    los grillos cuyas alas no se frotan, los gatos 
    que en el patio no pelean?

    • Se me secó el alma. 
      Como un alma arrojada al fuego, pero no del todo, 
      no hasta la aniquilación. Sedienta, 
      siguió adelante. Crispada, 
      no por la soledad sino por la desconfianza, 
      el resultado de la violencia. 

    • En nuestra familia, todos aman las flores. 
      Por eso las tumbas nos parecen tan extrañas: 
      sin flores, sólo herméticas fincas de hierba 
      con placas de granito en el centro: 
      las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras 
      llena de mugre algunas veces... 

    • Háblame, corazón dolorido: ¿qué 
      tarea ridícula estás inventándote 
      en la oscuridad de la cochera llorando 
      con la bolsa de basura? Tu trabajo no es 
      sacar la basura, tu trabajo es vaciar 
      el lavavajillas. Estás exhibiéndote 
      otra vez, 

    • Algo 
      llega al mundo sin ser bienvenido 
      y llama al desorden, al desorden. 

      Si tanto me odias 
      no te molestes en buscar 
      un nombre para mí: ¿necesitas 
      acaso un desdoro más 
      en tu lenguaje, otra 
      manera de culpar 
      a la tribu por todo? 

    • Perdóname si digo que te amo: a los poderosos 
      se les engaña siempre, los débiles 
      son siempre manejados por el miedo. No puedo amar 
      lo que no puedo concebir, y tú no revelas 
      virtualmente nada: ¿acaso te asemejas al espino,