Muchos libros, muchas voces y un poco más.
Si pudiera regresar,
recobrar la oscuridad
que sucedió al griterío de los invitados
cuando alguien apagó de un soplo
las velas de la torta de cumpleaños.
Saber por qué sigo soñando
con esa mañana de caza
Llegose a mí con el semblante adusto,
con estirada ceja y cuello erguido
(capaz de dar un peligroso susto
al tierno pecho del rapaz Cupido),
un animal de los que llaman sabios,
y de este modo abrió sus secos labios:
Mi patria eran tus manos,
tu mirada,
el suave temblor de tus labios.
Ya no tengo tu hombro
para mi cabeza rendida.
No tengo nada.
Veinte años de exilio,
amor mío,
veinte años sin patria.
Desde la ventana de un casucho viejo
abierta en verano, cerrada en invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubio cabello
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientas la costura mezcla con el rezo,