Muchos libros, muchas voces y un poco más.
Vamos a hablar claro. Otra vez.
Aunque no quede bonito. Aunque no nos vayan a coger
para un telediario (o mejor dicho, gracias a eso).
Vamos a decir lo que vemos. O mejor, lo que no vemos
por ningún sitio.
Vemos un puñado de peces esparcidos por el suelo,
Entrando en la ciudad por alta mar
la grande bestia vi: su rojo ser
Entré por alta luz por alto amor
entréme y encontréme padecer
Un sol al rojo blanco en mi interior
crecía y no crecía sin cesar
y el alma con las hordas del calor