Muchos libros, muchas voces y un poco más.
La piedra en la playa se evapora.
El lago perece bajo el sol.
Los esqueletos de los animales
están ocultos bajo las arenas eternas
del desierto.
Las cosas caminan,
mueren una en la otra,
navegan como pensamientos
en el alma del espacio.
A mi tía Margot
Se diría que está aún en la balaustra del balcón
mirando a nadie, llorando,
Se diría que eres aún visto como siempre
que eres aún en la tierra un niño difunto.
Se diría, se arriesga
el poema por alguien
No le nombramos nunca.
500 días, 500 martillazos
hora a hora, sobre el yunque del alma.
Madrugada. Una de tantas madrugadas
en que es inútil llamar al sueño,
en que es inútil botar, como a una mosca
al pensamiento