Muchos libros, muchas voces y un poco más.
Como en lo antiguo un día, nuestro día
demos al goce estéril...
Y tú tienes, ¡oh lamma!, ¡oh carne mía!,
toda la melodía del instante
en la blancura azul de tu semblante.
Déjame que circunde
tu frente con mis besos.
Las tiernas hijas del Plata
Más frescas son que las flores;
Sus palabras son amores,
Dulce halago es su mirar.
¡Infeliz quien sus virtudes
Y quien sus gracias no admira!
Más infeliz quien las mira
Y las tiene que dejar!