
Muchos libros, muchas voces y un poco más.
Entrando en la ciudad por alta mar
la grande bestia vi: su rojo ser
Entré por alta luz por alto amor
entréme y encontréme padecer
Un sol al rojo blanco en mi interior
crecía y no crecía sin cesar
y el alma con las hordas del calor
Qué se dirán, amor, esas veredas
Que nos vieron pasar juntos del brazo
Qué se dirán, amor, hoy que nos queda
Llevar entre los dos nuestro fracaso.
¿Por qué estás silenciosa? ¿Es una planta
tu amor, tan deleznable y pequeñita,
que el aire de la ausencia lo marchita?
Oye gemir la voz en mi garganta:
El ángel ya no me mira
a los ojos a la cara.
El ángel utiliza cola blanca
para sus plumas gallináceas para vuelo.