Muchos libros, muchas voces y un poco más.
Yo tenía una libélula en el corazón como otros tienen una patria
a la que adulan con la semilla de los ojos. Verdaderamente
las especies de la verdad son cosas difíciles de creer,
extraños seres petrificados en la ternura como benignos nódulos
Un doctor muy afanado,
que jamás cazado había,
salió una vez, invitado,
a una alegre cacería.
Con cara muy lastimera,
confesó el hombre ser lego,
diciendo: –«Es la vez primera
que cojo un arma de fuego.
Mierda, yo te saludo complacido
cuando sales patética y caliente
luego de abandonar en el crujiente
y alimentado cuerpo tu sentido.
Nada, sin tu calor, se ve nacido
ni sin verse en tu espejo es inocente,
mierda, pues nuestro fin es tu presente,