Muchos libros, muchas voces y un poco más.
Cuando se agota la paciencia,
siempre cae de ningún lado esta guerra.
Yo también quiero un jardín jugando
a las muñecas, una casa de madera limpia,
de aire fresco y ventanas de seda.
En el tiempo en que el hombre estuvo solo,
en la paradisíaca complacencia
de lo creado, errante por los bosques
de las primeras sombras tentadoras