Muchos libros, muchas voces y un poco más.
El escándalo rubio de tu piel
recibe el viento en gotas de rocío;
orza la vela rubia tu navio
por un mar encendido de papel.
Exacto y cotidiano
el cielo se derrama como un oscuro vino,
se agazapa a dormir en los zaguanes,
endurece los patios, los
postigos,
enciende las pupilas de los gatos.
En las mezquinas calles
minuciosos golpean
No sé, pero quizás me esté yendo de algo, de todo,
de la mañana, del olor frío de los árboles o del íntimo sabor
de mi mano.
Pero estas llamas y la lluvia bajan por la tarde del día elevadas,
con su trabajo cruel y afanoso, con el terror de la primavera
La ducha no funciona.
La sartén convierte en picadillo
lo que se supone que tenía que ser
nuestra comida. Abro el grifo
del fregadero
y me quedo con él en la mano.
El perro está cojo. La mujer
con la que vivo ha terminado
¡No intentes convencerme de torpeza
con los delirios de tu mente loca!
¡Mi razón es al par luz y firmeza,
firmeza y luz como el cristal de roca!
Me he querido mentir que no te amo,
roja alegría incauta, sol sin freno
en la tarde que sólo tú detienes,
luz demorada sobre mi deshielo.
Por no apagar la brasa de tus labios
con un amor que darte no merezco,
por no echar sobre el alba de tus hombros