Muchos libros, muchas voces y un poco más.
A Felipe Benítez Reyes
Aún eres tú en medio de una incesante cascada
de esmeraldas y de sombras, como una larga
palabra de amor, como una pérdida total.
En el gesto diario del beber de las plantas
está cada palabra que escribo para ti,
para ti y para todos.
La punta de la lengua que se quemamientras hago el café,
cuando me pillo un dedo con la puerta
y la uña morada golpea el azulejo
Amor bajo las jarcias de un velero,
amor en los jardines luminosos,
amor en los andenes peligrosos
y amor en los crepúsculos de enero.
En defensa del cardo y de la ortiga,
en defensa del burro y su rebuzno
y de su condición intrascendente,
a favor de los bosques y su antiguo
modo de ser, a favor de la piedra
que el invierno cubrió de oscuro musgo,