Muchos libros, muchas voces y un poco más.
Estos zapatos
Me acompañaron a un estanque
Donde el único sonido lo hacían Dios
Y un caballo tragalunas.
Alguna vez se empinaron
Frente a una madona de cabaret,
Una mujer que parecía
Subida en dos gatos de lomos erizados.
A veces los poetas
nos vamos desgranando
en palabras sonoras
que algún cretino alaba,
y otras veces soñamos
con la amada difícil
de un gánster neoyorquino.
Pero esto pocas veces.
Otras veces doblamos
nuestra alma de papel