Muchos libros, muchas voces y un poco más.
Creí que me rompería lo inmenso lo profundo.
Con mi pena desnuda, sin contacto, sin eco,
me tendí en mi prisión de puertas vírgenes
como un muerto sensato que había sabido morir.
Un muerto coronado sólo de su nada...
Me tendí sobre las olas absurdas del verano
Me decías que el viento no tenía tus ojos.
En los altos del aire, la luz estremecida
arde con dos diamantes que me incendian la vida:
en tu mirada el sol ha encendido sus rojos.
¿Que yo hablo solo?
No me digan eso.
Es que soy poeta
Yo vivo buscando
Que rimen mis versos.
¡Qué muerte tan larga llevan las flores en tu seno;
tu soledad no es parecida a la de nadie;
tu soledad tiene la boca quebrada y el acero
de los pechos fríos, con herrumbre.
No es el mundo lo que gira a tu alrededor
sino tu asco eterno
Felices los normales, esos seres extraños,
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,