Muchos libros, muchas voces y un poco más.
Yo no mato a nadie,
tú no matas a nadie,
él no mata a nadie,
nosotros matamos a todos,
vosotros nos matáis,
ellos se entrematan solos.
Nadie sabe por qué.
Te escribo, aunque ya sé que ninguna mujer
debe escribir;
lo hago, para que lejos en mi alma puedas leer
cómo al partir.
No he de trazar un signo que en ti mejor grabado
no exista ya.
De quien se ama, el vocablo cien veces pronunciado
nuevo será.
Desde el perfume en que te quiero tanto
hasta esa gran ternura que como túnica te viste
hay un camino a mi alma
que es un camino a mi dicha
La rosaleda del chalé mantiene
relaciones cordiales con la baja
maleza del camino
Esto bastaba
para hacer una fábula, un cuento edificante
sobre la abolición de las barreras
sociales por amor. Añadiríamos
que una abeja dorada es la correveidile
I
Tocan las campanas
la gente s´alegra.
Unos güenos mozos, cantando flamenco,
jacen gorgoritos en una taberna.
Tocan las campanas,
tocan dando güertas,
qu´asin tocan siempre
los días de fiesta.