Muchos libros, muchas voces y un poco más.
No me voy de esta ciudad con la resignación de los visitantes en tránsito
Me dejo atar, fascinado por ella
a los recuerdos del presente:
Has ganado la punta de maldad que necesitan los buenos para ser auténticamente buenos.
Has ganado la pizca de obscenidad que necesitan las mujeres para ser auténticamente misericordiosas.
Lo único que tenemos es el cuerpo
descendemos o caemos por los pozos del alma
y allí están las orillas y la arena, las
casas de madera abandonadas, el recuerdo
del aro y las canicas, la luz
en las paredes de las calles, allí