Muchos libros, muchas voces y un poco más.
-¡Abenámar, Abenámar, moro de la morería,
el día que tú naciste grandes señales había!
Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida,
moro que en tal signo nace no debe decir mentira.
Un doctor muy afanado,
que jamás cazado había,
salió una vez, invitado,
a una alegre cacería.
Con cara muy lastimera,
confesó el hombre ser lego,
diciendo: –«Es la vez primera
que cojo un arma de fuego.