Muchos libros, muchas voces y un poco más.
Aún eres tú en medio de una incesante cascada
de esmeraldas y de sombras, como una larga
palabra de amor, como una pérdida total.
Estanques de pintura en La Plazuela,
la brocha decidida en el barranco.
El mediodía caldeado transparece.
Qué espesa luz, qué inmensa brocha arrasa,
chorrea por la calle Muro, anega
la gran barca de piedra anclada, lisa,
de la Plaza Cairasco las raíces,
Mi alma es demasiado débil; sobre ella pesa,
como un sueño inconcluso, la espera de la muerte
y cada circunstancia u objeto es una suerte
de decreto divino que anuncia que soy presa