Muchos libros, muchas voces y un poco más.
Mi ser fluye en tu música,
bosque dormido en el tiempo,
rendido a la nostalgia de los lagos del cielo.
¿cómo olvidar que soy oculta melodía
y tu adusta penumbra voz de los misterios?
He interrogado los aires que besan la sombra,
Tímidamente pregunto
por mi carne de nardo
a los hondos espejos de la noche,
en la soledad de las alcobas.
Como ríos inmóviles, naciendo de improviso,
la imagen desolada me devuelven,
en un oscuro grito sumergido:
Salta antes de mirar
La sensación de peligro no debe desaparecer:
el camino es sin duda tan breve como escarpado,
por muy paulatino que parezca desde aquí;
mira si quieres, pero tendrás que saltar.
Cuando ya la resaca deje mi alma en la playa,
y del arco agobiado de mi espalda se vaya
el ala cercenada, cual vela desafiante,
en cicatriz y estela prolongará el instante.
En la yerba tostada por el día, el sueño del caballo
nos rodea de flores, como el dibujo de un niño,
mientras la fruta cae del espeso follaje plateado,
que tiembla y brilla en las cigarras de una luz solitaria.